miércoles, 21 de marzo de 2012

El largo camino de educar

Hace muy poco que estábamos celebrando el día del padre, y cuando nos vengamos a dar cuenta celebraremos el día de la madre. Aunque cada uno tenga su día, por separado, para reconocerles su labor, ambos en su conjunto tienen un papel fundamental en el largo camino que supone educar. No se trata de una tarea para nada fácil, que más bien uno aprende con la propia práctica, y para la que a muchos les hubiese gustado tener un libro de instrucciones sobre como ser padre y todo lo que conlleva.

Actualmente nos estamos encontrando con bastantes casos de adolescentes con problemas de violencia y agresividad hacia sus padres, hermanos, etc. Antes de llegar a este punto, considero que resultaría importante actuar cuando se muestran las primeras señales en edades más tempranas, entre los 3 y los 8 años. Es decir, poner en práctica la prevención de esa violencia y agresividad, tomando como hábitos educativos una serie de pautas que nos ayudarán a educar en el respeto, la igualdad, los derechos, sin olvidarse de los deberes, la colaboración, y, un aspecto que resulta de mayor importancia, enseñar a los niños a aceptar el "no" y desarrollar su capacidad de frustración. Capacidad que resultará de gran importancia en etapas posteriores, donde el aprendizaje por parte del niño de que siempre no se puede tener o conseguir lo que uno quiere evitará complicaciones mayores.

Como bien sabemos educar supone tiempo, esfuerzo y mucha implicación por parte de los padres; y ese "no" en su momento con firmeza, manteniéndolo y haciéndolo cumplir, y sin necesidad de violencia, puede resultar clave en el comportamiento posterior del niño. Nadie dice que sea fácil, pero si tremendamente importante.

Invirtamos tiempo en educar, en inculcar respeto, responsabilidad, madurez, autonomía, autoestima, en valorar lo que cuestan las cosas y enseñar el valor del esfuerzo diario para conseguir lo que se quiere. No es suficiente en muchas ocasiones con proporcionar información, para que los hijos aprendan, es necesario unirla al aprendizaje de valores. Es clave que cada uno aprenda a responsabilizarse de sus actos, a que además de derechos tiene deberes que cumplir. Para todo ello es primordial poner normas y límites, ser firmes con ellas, constantes al cumplirlas, no vale si un día se hace caso de las normas y al siguiente no. Y tener claro quienes son las figuras de autoridad en casa, no puede suceder que un niño de 5 años decida si quiere o no ir al médico o al colegio, y los padres pregunten por ejemplo al médico: ¿qué le digo si mañana no le apetece venir a la consulta?. No puede ser que el niño ya empiece a tener más autoridad que su padres, y decida por encima de ellos.

Tampoco podemos olvidarnos de que muchas veces confundimos educar con castigar o pegar, pero no consiste en esto. En primer lugar porque si usamos violencia para corregir violencia no resulta el mejor ejemplo, y si la empleamos para cambiar otra conducta tampoco, porque los padres como modelos que resultan para sus hijos, no deben emplear aquellos comportamientos que luego no quieren que sus hijos reproduzcan. Si queremos que la educación también favorezca un buen desarrollo emocional y de la autoestima, debemos valorar lo positivo y apreciarlo también. No solamente estar pendientes de los comportamientos del niño que se quieren cambiar, de lo que diríamos que hace mal o se comporta mal.

Otro aspecto de interés, es enseñar a los hijos a expresar sus emociones. A saber decir con palabras como se sienten, que les interesa, que quieren o que piensan. Una persona que se maneja bien con la palabra, no tenderá a utilizar la violencia, agresividad, chillidos, etc, para expresarse. Cuando no sabemos poner palabras o nos faltan argumentos para defender "lo nuestro", solemos caer en la trampa de chillar o comportarse con agresividad creyendo que así tenemos más razón en nuestras ideas.

Todas estas claves ayudarán a mejorar la convivencia con los hijos, y a que tengan un mayor autocontrol. Haciendo que poco a poco vayan adquiriendo la responsabilidad que les corresponde.
No debemos olvidarnos que en la mayoría de las ocasiones los padres creen que son los hijos los que tienen que cambiar, que se comportan mal. Y no se dan cuentan que cambiando ellos pautas educativas y ciertos comportamientos, el comportamiento de los hijos cambia. Estando por tanto lo clave de educar en el comportamiento de los padres.

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